Comentario La Red 21 Cultura


Domingo 28 de febrero de 2010 | 08:25


 El respeto de los derechos de las minorías, que han sido arrasados en sociedades que se ufanan de ser democráticas, constituye un auténtico compromiso ético de la sociedad en su conjunto. En ese contexto, la discriminación de naturaleza étnica es uno de los signos más perversos de decadencia y retroceso, que debe ser combatido y extirpado de plano. No es casual que la pobreza esté habitualmente asociada al color de la piel. Es, obviamente, un exasperante resabio de un pasado colonial de autoritarismo y sumisión. La definitiva superación de este fenómeno será un rasgo civilizatorio de impronta refundacional, que nos permitirá proyectarnos a un modelo de convivencia realmente inclusivo. En “Monedas de libertad”, la escritora Mónica Dendi elabora un relato que recrea un tiempo despiadado que ­afortunadamente­ ya es pasado. La autora, que ha edificado su carrera y su prestigio en torno a la literatura infantil, incursiona en esta oportunidad en un tema bastante más lacerante: la odisea de los negros que fueron vendidos, torturados y condenados a trabajos ingratos. Dedi recrea algunos de estos traumas y padecimientos, mediante un periplo literario que condensa anécdotas, aventuras humanas y heroísmos anónimos. Si bien los lenguajes son accesibles a los lectores más jóvenes, hay una permanente apelación a la reflexión sobre la marginación y los derechos humanos. Este pequeño libro de apenas cincuenta y cinco páginas, trasciende a los cánones habituales en la literatura infantil, en tanto plantea temas de intrínseca naturaleza ética. El propio título del relato, “Monedas de libertad”, comporta un desafío realmente removedor que refiere a los derechos de las minorías, condenadas recurrentemente al calvario de padecer el desprecio y la segregación. Esta obra corrobora la fina sensibilidad de Mónica Dendi, quien privilegia la exaltación de la tradición, las costumbres, el sentido de pertenencia y la cultura identitaria de una comunidad étnica que contemporáneamente sigue luchando por su lugar en la sociedad. (Edición de A.U.L.I)